Los amantes del queso disfrutarán de esta receta tanto como yo: pollo gratinado al provolone.
Últimamente con esto del verano y del calor, la verdad es que me apetece muy poco meterme en la cocina a hacer platos elaborados así que opto por cosas que tienen una preparación mínima y que me permiten alejarme un poco de los fogones. Y muestra de ello son las recetas que os estoy enseñando de un tiempo a esta parte (os prometo que en septiembre vuelvo con mejores platos).
Además, esta receta es muy muy sencilla, la puede hacer hasta un estudiante También me gusta volver un poco a los inicios donde os contaba que os iba a enseñar recetas fáciles para aquellos que se enfrentaban por primera vez a la cocina. Luego me pongo a pensar en recetas y cada vez me salen cosas más complicadas intentando sorprender…Pero bueno eso, que las recetas fáciles y rápidas no tienen por qué ser menos sabrosas.
Y aprovechando que la receta es corta, voy a extenderme un poco en la introducción para recomendaros la tienda donde suelo comprar la especias (las hierbas provenzales son de allí). Es una tienda de Madrid llamada Spicy Yuli y que está en la calle Valverde 42. La dueña es un encanto de mujer, es súper amable y como te descuides te da tanto conversación que te vende toda la tienda
Ingredientes (por persona):
- 1 pechuga de pollo
- 100 g de queso provolone
- Hierbas provenzales
- Sal y pimienta
Preparación:
Empezaremos limpiando la pechuga de pollo de los nervios, ternillas y grasa que pueda traer. Si sois muy habilidosos con el cuchillo cual carnicero, perfecto, sino pues con una tijera de cocina nos apañamos perfectamente.
Una vez limpia, cortamos la pechuga a lo largo para abrirla en libro. Salpimentamos por ambos lados y espolvoreamos las hierbas provenzales por encima.
Ponemos la pechuga en una fuente apta para horno y le colocamos encima el queso provolone cortado en trozos. Os recomiendo que no cortéis el queso muy fino porque queremos que quede una buena capa sobre la pechuga y que se note bien el queso.
Metemos al horno precalentado a 180ºC durante unos 20-30 minutos, dependiendo del grosor de las pechugas, queremos que se hagan bien pero sin pasarnos y se queden más bien secas. Antes de sacarla, le damos un toque de gratinado para que el queso se nos quede dorado.
Servimos directamente nuestro pollo gratinado al provolone para que el queso esté bien caliente y fundido (en cuanto se enfría empieza a ponerse gomoso). Y se puede acompañar de arroz o de unas verduritas al horno, aprovechando que lo ponemos.
¡Que lo disfrutéis!
¡Menuda pinta más buena!
Y parece sencillo de hacer
Me encanta el queso provolone
Superfácil de hacer y delicioso