Tarta Sacher / Sacher Torte

El verano pasado estuvimos de vacaciones en Viena y pudimos degustar, cual “guiri”, la auténtica Tarta Sacher del Hotel Sacher. Desde entonces, teníamos pendiente enseñaros la receta y, aunque con algo de retraso, hoy os enseñamos a hacerla.

Variantes de la Tarta Sacher hay muchas. De hecho, en la propia Viena todas las cafeterías te ofrecen su versión de esta mítica tarta. El problema es que sólo los reposteros del Hotel Sacher saben la receta exacta (esto es como la receta de la Coca-Cola :P ). Pero nuestra receta podemos decir que es bastante fiel a la original ya que se le hemos pedido prestada a la Oficina Nacional de Turismo de Austria :)

Aunque veáis que la receta es muy larga, no es nada difícil hacer una Tarta Sacher y, si sois adictos al chocolate, no podéis dejar de probarla.

Ingredientes (molde 20 cm):

Para el bizcocho:

  • 140 g de mantequilla
  • 60 g de azúcar glass
  • 1 cucharada de esencia de vainilla
  • 6 huevos L
  • 110 g de azúcar normal
  • 140 g de harina
  • 140 g de chocolate negro

Para el relleno:

  • Mermelada de albaricoque (unos 150 g aprox.)

Para la cobertura:

  • 200 g de azúcar
  • 250 ml de agua
  • 165 g de chocolate negro

Preparación:

Antes de preparar nada, acordaos de sacar con tiempo la mantequilla de la nevera porque necesitamos que esté a temperatura ambiente para que se integre bien con el resto de ingredientes.

Ponemos la mantequilla, en pequeños taquitos, en un bol y la batimos junto con el azúcar glass y la esencia de vainilla hasta que obtengamos una masa homogénea y cremosa. Incorporamos a esta masa las yemas de los huevos (las claras las reservaremos en un bol aparte) una a una, batiendo tras cada yema para que se mezcle bien. Derretimos el chocolate negro al baño maría y lo añadimos también a la mezcla, removiendo hasta tener todo homogéneamente mezclado.

Montamos a punto de nieve las claras que habíamos reservado en un bol aparte. Una vez que estén montadas, añadimos el azúcar normal y batimos hasta mezclarlo completamente. Incorporamos poco a poco las claras montadas a la masa de mantequilla, removiendo con movimientos envolventes.

Por último, solo nos queda incorporar la harina a la masa del bizcocho. Lo haremos tamizándola para evitar que se formen grumos.

Engrasamos y enharinamos ligeramente un molde desmontable (yo usé uno de 20 cm) y vertemos la masa en él. Metemos al horno precalentado a 170ºC durante unos 50-60 minutos (como siempre, el tiempo variará un poco dependiendo del horno). Comprobaremos que el bizcocho está listo introduciendo un palillo largo (o un cuchillo fino) hasta el centro y comprobando que sale sin manchar.

Dejamos reposar el bizcocho dentro del horno con la puerta entreabierta durante los primeros 10 minutos. Luego, lo sacaremos y lo pondremos, sin desmoldar, sobre una rejilla otros 10 minutos. Pasado este tiempo, desmoldamos, le damos la vuelta (queremos el fondo del bizcocho hacia arriba para que quede liso) y seguimos dejando que se enfríe sobre la rejilla.

Una vez se haya enfriado el bizcocho, si le quedó mucho “copete” (recordad que le dimos la vuelta y el copete nos habrá quedado debajo), se lo cortamos para dejarlo plano. Por otro lado, abrimos el bizcocho por la mitad para rellenarlo con la mermelada de albaricoque (cantidad al gusto). Podéis calentar la mermelada y pasarla por un pasapurés si queréis que os quede un relleno más uniforme, pero lo dejo a vuestro gusto :) Unimos las dos mitades del bizcocho y reservamos.

Lo último que nos queda para tener lista nuestra tarta Sacher es preparar el glaseado de chocolate. Ponemos el agua a hervir en una cazuela y, cuando hierva a borbotones, incorporamos el azúcar y el chocolate previamente derretido al baño maría. Dejamos hervir unos 5 minutos, removiendo con unas varillas para evitar que se formen grumos.

Ahora viene la parte complicada, dar con la textura correcta de la cobertura para que cubra perfectamente el bizcocho. Si está muy líquida (muy caliente), apenas cubrirá el bizcocho porque resbalará por toda la superficie. Si está muy espesa (se ha enfriado mucho), no se extenderá bien por toda la superficie, teniendo que extenderla con ayuda de una paleta y no nos quedará con ese liso perfecto que buscamos.

Así que dejad enfriar la cobertura hasta que veáis que tiene una textura ideal, espesa, pero con movimiento. Colocamos un papel de horno o un papel de aluminio sobre la encimera y encima la rejilla con la tarta. Vertemos la cobertura sobre la tarta, dejando que se extienda por toda la superficie y desborde por los lados, cubriéndolo todo. Dejamos que el glaseado se endurezca.

Solo nos queda degustar un buen trozo de tarta Sacher servida con nata y acompañada de un buen café vienés.

¡Que la disfrutéis!

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