Preparaos para una receta de miedo ideal para celebrar mañana la noche de los muertos con el ingrediente estrella de estos días: cheesecake de calabaza.
Y me vais a permitir que ponga banda sonora a la receta de hoy, merece ser leída con música de fondo. Escúchala aquí.
Desde hace un tiempo hemos ido incorporando poco a poco la celebración de Halloween a nuestras costumbres y nuestras cocinas se llenan de recetas terroríficas para ambientar la noche de los muertos. Y nada más típico para esta noche que la calabaza y nosotros, en vez de hacer una lámpara terrorífica, prepararemos una deliciosa cheesecake de calabaza.
¿Truco o trato?…
Ingredientes (molde 20 cm *):
Para la base
- 1 paquete de galletas maría
- 75 g de mantequilla (aprox)
Para el relleno
- 400 g de queso crema
- 400 g de calabaza
- 100 g de azúcar
- 3 huevos XL
Para la cobertura:
- 100 g de queso crema
- 1 cucharadita de mantequilla
- Azúcar glass
- Chocolate negro
- 1 cucharada de mantequilla
* El molde utilizado en las fotos es de mayor diámetro (24cm) y podéis ver que quedó una tarta bastante delgada. Por eso os recomiendo uno de 20cm, para que quede más gruesa.
Preparación:
Como veréis en las fotos, yo he comprado calabaza ya pelada y troceada porque los trozos de calabaza entera que vendían eran demasiado grandes, pero si podéis comprar un trozo de calabaza tal cual, será mucho mejor
Ponemos una olla con abundante agua al fuego y, cuando rompa a hervir, ponemos la calabaza troceada para cocerla. La dejaremos hasta que esté bien blanda para que podamos aplastarla sin esfuerzo con un tenedor.
Para hacer la base usaremos un paquete de galletas maría y con un paquete me refiero a un rulo, no a los 3-4 tubos que te venden juntos Trituramos las galletas con la batidora, el robot de cocina o directamente con las manos y le añadiremos la mantequilla derretida, mezclando todo bien hasta obtener una mezcla arenosa.
Cogemos un molde desmoldable y ponemos en el fondo un papel vegetal de horno para evitar que se nos pegue la tarta y sea más fácil desmoldar una vez cocinada. Vertemos en el fondo la mezcla de galletas y mantequilla y aplastamos con las manos hasta formar una capa compacta que ocupe todo el fondo. Reservamos en el frigorífico para que se enfríe y coja consistencia.
En un bol grande, echamos los huevos y el azúcar y batimos bien con unas varillas o con la batidora hasta que esté todo bien integrado. Vertemos el queso crema y volvemos a mezclar. Por último, incorporaremos la calabaza ya cocida y aplastada formando un puré, volviendo a mezclar todo hasta tener todos los ingredientes bien integrados. Si os hace falta, usad la batidora para que no se queden grumos de calabaza.
Vertemos toda la mezcla en el molde y lo metemos en el horno precalentado a 150ºC durante unos 50 minutos aproximadamente. Una vez horneado, dejamos enfriar dentro del mismo horno para evitar que se nos hunda por el centro.
Para la cobertura haremos un frosting (típica palabra repostera para quedar bien :P) de queso. En un bol mezclaremos el queso crema con una cucharadita de mantequilla e iremos incorporando poco a poco el azúcar glas, probando cada poco hasta obtener el sabor que nos guste y no pasarnos de dulce Cuando la cheesecake de calabaza se haya enfriado, vertemos la cobertura por encima y extendemos por toda la superficie con la ayuda de un cuchillo ancho o de una lengüeta de silicona.
Ya solo nos queda decorar con una telaraña de chocolate. Para ello derretiremos 4-5 onzas de chocolate negro junto con una cucharada de mantequilla, poniéndolo al microondas a media potencia y removiendo cada 15-20 segundos hasta que esté totalmente derretido. Metemos el chocolate derretido en un biberón y hacemos una espiral sobre la cobertura, partiendo desde el centro. Para terminar, con ayuda de un palillo de dientes haremos rayas desde el centro hasta el borde para crear el efecto de telaraña.
Y nada más, ya tenemos lista nuestra cheesecake de calabaza para hacer una merienda de muuuuuuucho miedo.
¡Que la disfrutéis!