Hoy os enseñamos a hacer masa quebrada casera, base de muchas tartas tanto saladas como dulces y que será esencial para nuestra próxima receta
No soy muy dado a hacer masas caseras porque, sinceramente, me da bastante pereza, pero cada vez que me animo a hacer alguna más me doy cuenta de que no tienen nada que ver con las masas comerciales. Y, aunque es verdad que de primeras puede parecer engorroso, al final acabas cogiendo soltura y haces las masas en pocos minutos. Hace tiempo que abandoné las masas de pizza comerciales y creo que voy a hacer lo mismo con la masa quebrada.
Así que animaos porque conoceréis las ventajas de hacer vuestras propias masas caseras Vuestras recetas darán un giro de 180º.
Ingredientes (molde 22-24 cm):
- 150 g de harina de trigo
- 60 g de mantequilla
- 1 huevo
- 25 g de azúcar glass
- Sal
Preparación:
Antes de ponernos con los pasos de la receta, os tengo que hacer un par de comentarios sobre los ingredientes:
Lo ideal sería usar harina fina o harina de repostería pero teniendo precaución de que no es ningún preparado para bizcocho que contenga levadura. De todas maneras, yo la hago igualmente con harina de trigo normal y sale perfectamente
La otra cuestión es sobre el azúcar. Si la masa la vais a hacer para rellenarla de algo salado (una quiche por ejemplo) podéis reducir la cantidad de azúcar para que no os quede una masa tan dulce y pueda combinar mal con el relleno. Probad distintas cantidades de azúcar hasta que deis con el punto que os guste.
Y ahora vamos a lo importante, ¡manos a la masa!
Tamizaremos la harina en un bol amplio y echaremos la mantequilla fría troceada. Con las manos iremos mezclando hasta que obtengamos una consistencia como si de galletas trituradas se tratase. No es conveniente que mezcléis demasiado, no queremos que la mantequilla se caliente mucho al manosearla.
A continuación, echamos el huevo y el azúcar y volvemos a mezclar todo hasta obtener una masa homogénea que se nos despegue de las manos. Si necesitáis un poco más de harina la podéis echar perfectamente. Al igual que antes, queremos amasar lo mínimo posible porque no queremos una masa elástica sino más bien quebradiza cuando esté hecha (de ahí el nombre de masa quebrada).
Hacemos una bola, tapamos el bol con film transparente y lo metemos en el frigorífico para que la masa se enfríe durante, al menos, 1 hora. Cuanto más fría esté la masa, más fácil será manejarla posteriormente.
Cuando la masa esté bien fría la ponemos sobre la encimera, donde habremos espolvoreado un poco de harina para que no se pegue. Con ayuda de un rodillo le vamos dando la forma del molde y la dejamos a un grosor de unos 5 mm. Y vuelvo a repetir otra vez más, no hay que pasarse con el amasado Si vemos que la masa se pone muy inmanejable podemos volver a ponerla en el frigorífico para que se vuelve a enfriar y nos facilite la tarea.
Engrasamos con aceite el molde que vayamos a utilizar y espolvoreamos un poco de aceite. Yo suelo ponerle un papel vegetal en el fondo para evitar que se pegue la masa. Ponemos la masa sobre el molde y la fijamos bien, pegándola bien a las paredes y al fondo.
Ahora viene el tema del horneado y dependerá del uso que le vayamos a dar y del relleno que le vayamos a poner. Podemos hornearla a la vez que el contenido si este no es muy líquido, podemos hornearla un poco y terminar de hornearla con el relleno o podemos hornearla por completo porque el relleno no necesita horneado (por ejemplo, relleno de ensaladilla). Independientemente del uso, tendremos que meterla en el horno precalentado a 200ºC, lo más abajo posible para que la base se hornee bien y el tiempo dependerá de cuánto se quiera hacer la masa. En la próxima receta veremos un ejemplo de horneado a la vez que el relleno
Y nada más, ya solo queda darle uso a nuestra masa quebrada con los ingredientes que más nos gusten.
¡Que la disfrutéis!