Tarta de queso

Hoy cambiamos de tercio aventurándome un poco en la repostería. Y es que, aunque no soy muy dulcero, tengo que admitir que donde hay un postre casero, no me puedo resistir. Os voy a enseñar a hacer una tarta de queso más o menos sencilla pero que está para no dejar nada en el molde.

Formas de hacer esta tarta hay bastantes pero la que os traigo hoy es la que más me gusta de las que he probado. De hecho, yo solía hacer una basada en la gelatina neutra como espesante pero mi amiga Marta me descubrió la receta que aquí os traigo (que usa cuajada en vez de gelatina neutra) y tuve que abandonar mi primera versión porque esta me conquistó el estómago.

Espero que os animéis a hacerla y a vosotros también os conquiste :)

Ingredientes:

Para la base:

  • 30 galletas maría
  • 100 gr de mantequilla

Para la tarta:

  • ½ litro de leche entera
  • ½ litro de nata para cocinar
  • 2 sobres de cuajada
  • 6 cucharadas de azúcar
  • 1 tarrina de queso crema (Philadelphia de toda la vida)
  • Mermelada de fresa, frutos rojos, arándonos, etc.

Preparación:

En un bol deshacemos un poco las galletas y las machacamos hasta que quede todo casi en polvo, cuanto más trituradas estén más uniforme quedará la base. Os podéis ayudar de un mortero o de una batidora para que queden bien trituradas.

Una vez que tenemos las galletas bien trituradas, las tenemos que mezclar con la mantequilla para formar una masa que será la base de la tarta. Para ello, metemos la mantequilla pocos segundos al microondas, lo suficiente para que empiece a derretirse (con unos 5 segundos debería bastar, todo depende de la potencia de vuestro microondas). La idea es que tengamos la mantequilla líquida pero sin pasarnos de caliente para no quemarnos a la hora de mezclar.

Echamos la mantequilla en el bol donde tenemos las galletas y metemos las manos para mezclar todo, es un poco pringoso pero divertido :) Se nos tiene que quedar una masa consistente, que no se desmorone. Es mejor que echéis la mantequilla poco a poco hasta que consigáis el punto justo de mantequilla porque si nos pasamos luego se nos quedará una base muy grasa.

Cogemos un molde desmontable de estos típicos de bizcochos para que luego no tengamos problemas a la hora de desmoldar la tarta. En dicho molde, cubrimos todo el fondo con la masa de galletas que hemos hecho. Si veis que no tenéis suficiente para todo el molde, haced más cantidad. A mí particularmente me gusta que quede una capa bien gruesa de galletas así que suelo echar bastante, como digo, todo depende de lo grande que sea el molde. Cuando tengamos la base, lo metemos al frigorífico mientras hacemos el relleno.

Lo primero que tenemos que hacer es reservar un vaso de leche aparte que utilizaremos para desleír la cuajada. Ponemos a calentar en una olla el resto de la leche y la nata y, mientras, vamos echando los sobres de cuajada en el vaso de leche que hemos separado primeramente, removiendo bien para que quede todo disuelto sin grumos.

Cuando la leche y la nata rompan a hervir, apartamos del fuego y echamos el vaso donde tenemos la cuajada desleída, la tarrina de queso crema y el azúcar. Volvemos a poner al fuego y vamos removiendo constantemente para deshacer todos los grumos que tengamos. Tenemos que esperar a que vuelva a hervir por 2ª vez, en ese momento lo quitamos del fuego. Si veis que quedan grumos, podéis pasar todo por la batidora para que quede homogéneo y sin grumos.

Sacamos el molde del frigorífico y vertemos el relleno en el molde, con cuidado de no echarlo demasiado brusco para evitar que se nos rompa la base. Una vez que tenemos todo en el molde, dejamos reposar hasta que se enfríe porque no se puede meter así de caliente en el frigorífico. Cuando veáis que ya está atemperado (podéis ver que empieza a cuajar y que las burbujas que había encima se han explotado), lo metemos en el frigorífico para que termine de cuajar, con unas 5-6 horas debería ser suficiente pero si podéis hacerlo con más tiempo de antelación, mejor que mejor, así no hay sustos luego a la hora de desmoldarlo J

Un poco antes de sacar la tarta del frigorífico, echamos la última capa. Podéis usar cualquier tipo de mermelada pero las típicas que se suelen echar son de fresa, frutos rojos, arándanos, etc. Simplemente, cubrimos bien toda la parte superior con la mermelada y la volvemos a meter en el frigorífico para que cuaje esta capa y no quede muy liquida.

Y bueno, sobre decoración….echadle imaginación :) Podéis poner frutas (como en las fotos que puse fresas), las típicas perlitas de azúcar o simplemente dejarla tal cual, a vuestro gusto.

Eso es todo, es una receta un poco laboriosa porque tiene muchos pasos y te lleva un buen rato para hacerla pero la verdad es que merece la pena, está de muerte.

¡Que la disfrutéis!

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